Eso dice, el sueño es bueno. Si siempre se la vive en la luna, que más da ir a Júpiter o al sol. ¿El sol? sí, también le gusta, pero le asusta porque si se acerca, se quema, así que no le queda más remedio que estar por sus alrededores.
Ya no aguanta y como le queda más cerca Marte, hizo sus maletas y voló, voló, voló... y en Marte se quedó.
Todavía le queda lejos Júpiter, pero no importa, ella quiere llegar. Por eso tomó sus maletas y partió. Lo único que olvidó es que en la Luna se compra el boleto para ir a Júpiter.
!Pobre! ya está cansada de la luna y ahora tiene que regresar. Eso si regresa, porque dicen que aún sigue volando.
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